Club Deportivo Marte
En el México posrevolucionario la presencia de los militares en todos los ámbitos de la sociedad era algo cotidiano y por eso nadie se sorprendió cuando apareció en la liga de futbol un equipo patrocinado por la Secretaría de Guerra y Marina.
Al general Rafael M. Aguirre e gustaba el futbol y por eso financiaba un equipo que llevaba el nombre de la oficina de a Secretaría de Guerra y Marina que él atendía: Cuenta y Administración. En 1921, cuando decidieron solicitar su ingreso a la Federación Mexicana de Futbol, se percataron de que con ese nombre no asustaban a nadie y por ello adoptaron el de Guerra y Marina.
Dos años más tarde, obligados por los nuevos estatutos de la federación, que prohibían la admisión de equipos con nombres de dependencias oficiales, el Guerra y Marina se transformó en el Son-Sin, anagrama de Sonora y Sinaloa. El nombre no estaba mal, pues por entonces los sonorenses mandaban en el país. A raíz de la rebelión delahuertista, el general Aguirre fue enviado a Guaymas y el equipo se desintegró al finalizar la temporada 1923-1924.
A su regreso a la capital, el general Aguirre se puso en contacto con Óscar Bonfiglio – sonorense también, portero fundador del Guerra y Marina –, para planear el retorno del equipo. Ya con el plantel nuevamente en pie, enfrentaron al Nacional de Montevideo y lograron mantener el cero a cero hasta el minuto 30 del segundo tiempo, a base de un futbol que agradó al público. De inmediato iniciaron los trámites para s reingreso a la federación, ahora bajo el nombre de Club Marte.
Es entonces cuando el general Aguirre toma una decisión trascendental para su equipo y para todo el futbol mexicano. Viaja a Guadalajara y convence a casi la mitad de los jugadores de la Selección Jalisco de mudarse a la capital para jugar con el Marte. Gracias a “La Venada” Alatorre, Ignacio “E Calavera” Ávila, Tomás “El Poeta” Lozano, Lorenzo “La Yegua” Camarena, “E Patarata” Hernández y “El Moco” Hilario López, la influencia del estilo tapatío en el futbol de la Ciudad de México se hace más evidente.
En la temporada de 1929 el Marte sólo sufrió una derrota y se levó el título de campeón. Todo parecía marchar bien, incluso realizaron una gira por Cuba y Estados Unidos, hasta que a mediados de 1931 el secretario de Guerra y Marina, general Joaquín Amaro, dispuso que todo el personal que ostentara un cargo militar debía pasar al servicio activo y como en el Marte los jugadores cobraban un sueldo en la milicia, muchos prefirieron dejar el equipo antes de que darse de alta de manera oficial.
Los jugadores tapatíos traídos por el general Aguirre decidieron aceptar una oferta que, aprovechando con inteligencia el momento, les hizo el Necaxa para incorporarse a ss filas. De ahí en adelante el Marte fue en picada y el Necaxa comenzó a sentar las bases del cuadro que lo haría famoso en los años treinta. En sus incios, el equipo tenía la particularidad de estar formado por miembros del ejército mexicano.
En el México posrevolucionario la presencia de los militares en todos los ámbitos de la sociedad era algo cotidiano y por eso nadie se sorprendió cuando apareció en la liga de futbol un equipo patrocinado por la Secretaría de Guerra y Marina.
Al general Rafael M. Aguirre e gustaba el futbol y por eso financiaba un equipo que llevaba el nombre de la oficina de a Secretaría de Guerra y Marina que él atendía: Cuenta y Administración. En 1921, cuando decidieron solicitar su ingreso a la Federación Mexicana de Futbol, se percataron de que con ese nombre no asustaban a nadie y por ello adoptaron el de Guerra y Marina.
Dos años más tarde, obligados por los nuevos estatutos de la federación, que prohibían la admisión de equipos con nombres de dependencias oficiales, el Guerra y Marina se transformó en el Son-Sin, anagrama de Sonora y Sinaloa. El nombre no estaba mal, pues por entonces los sonorenses mandaban en el país. A raíz de la rebelión delahuertista, el general Aguirre fue enviado a Guaymas y el equipo se desintegró al finalizar la temporada 1923-1924.
A su regreso a la capital, el general Aguirre se puso en contacto con Óscar Bonfiglio – sonorense también, portero fundador del Guerra y Marina –, para planear el retorno del equipo. Ya con el plantel nuevamente en pie, enfrentaron al Nacional de Montevideo y lograron mantener el cero a cero hasta el minuto 30 del segundo tiempo, a base de un futbol que agradó al público. De inmediato iniciaron los trámites para s reingreso a la federación, ahora bajo el nombre de Club Marte.
Es entonces cuando el general Aguirre toma una decisión trascendental para su equipo y para todo el futbol mexicano. Viaja a Guadalajara y convence a casi la mitad de los jugadores de la Selección Jalisco de mudarse a la capital para jugar con el Marte. Gracias a “La Venada” Alatorre, Ignacio “E Calavera” Ávila, Tomás “El Poeta” Lozano, Lorenzo “La Yegua” Camarena, “E Patarata” Hernández y “El Moco” Hilario López, la influencia del estilo tapatío en el futbol de la Ciudad de México se hace más evidente.
En la temporada de 1929 el Marte sólo sufrió una derrota y se levó el título de campeón. Todo parecía marchar bien, incluso realizaron una gira por Cuba y Estados Unidos, hasta que a mediados de 1931 el secretario de Guerra y Marina, general Joaquín Amaro, dispuso que todo el personal que ostentara un cargo militar debía pasar al servicio activo y como en el Marte los jugadores cobraban un sueldo en la milicia, muchos prefirieron dejar el equipo antes de que darse de alta de manera oficial.
Los jugadores tapatíos traídos por el general Aguirre decidieron aceptar una oferta que, aprovechando con inteligencia el momento, les hizo el Necaxa para incorporarse a ss filas. De ahí en adelante el Marte fue en picada y el Necaxa comenzó a sentar las bases del cuadro que lo haría famoso en los años treinta. En sus incios, el equipo tenía la particularidad de estar formado por miembros del ejército mexicano.